jueves, 11 de enero de 2018

CATEDRAL DE SANTA MARÍA BURGOS

Como ocurre en la mayoría de las antiguas catedrales europeas, la catedral de Burgos se edificó sobre una antigua catedral románica, edificada entre 1080 y 1095, Burgos era una ciudad regia, moderna y en constante expansión hacia Europa a través de las alianzas políticas y del Camino de Santiago. Por ello se necesitaba una nueva Catedral, acorde con el rango e importancia de la ciudad, capital del Reino Castellano-Leonés.
Catedral de Burgos desde la cara sur
    
El Rey Fernando y el Obispo D. Mauricio deciden levantar una catedral según el nuevo estilo, el gótico, que se extendía por Europa. Colocan la primera piedra el día 20 de Julio de 1221. Con arquitectos y maestros franceses, se inicia la construcción, que sigue el modelo de Notre Damme, en París, logrando para Castilla y León la primera catedral gótica de la Península, que serviría de modelo a las siguientes construcciones del Reino Castellano-Leonés.
La construcción fue muy rápida en el año 1260, se consagra. Habían pasado 39 años, un récord de construcción de una catedral. No obstante, el templo se sigue ampliando y enriqueciéndose con nuevas edificaciones. En la segunda mitad del siglo XV se construyen tres obras fundamentales en la catedral: La Capilla de los Condestables, las agujas y el cimborrio.
El diseño de la fachada principal, La Puerta de Santa María, se relaciona con el gótico clásico francés de las grandes catedrales (París o Reims). Consta de tres cuerpos rematados por dos torres laterales de planta cuadrada. Juan de Colonia fue el encargado de construir las dos agujas más famosas de todo el arte gótico español, miden 79 m de alto y se componen de calados como encaje según copia de modelos alemanes. En el centro a media altura podemos ver el rosetón y sobre este, un florido balcón con 8 arcos, las ocho estatuas que hay bajo estos arcos pertenecen a los 8 primeros reyes de Castilla.
Puerta de Santa María.
Fachada y Puerta del Sarmental, fue construida aproximadamente entre 1230 y 1240. Se trata de uno de los mejores conjuntos escultóricos del gótico del siglo XIII en España, destaca el tímpano, cuya ejecución se atribuye a un artista francés, el Maestro del Beau Dieu de Amiens, lo que es indudable es la influencia de la escultura de la Catedral de Amiens en la magistral portada burgalesa. En el dintel, aparecen los 12 apóstoles, atribuido a otro artista francés conocido como el Maestro del Sarmental, a este artista se debe el nombre de la puerta sur. El tímpano está rodeado por tres arquivoltas que ocupan los 24 ancianos del Apocalipsis, tocando o afinando instrumentos musicales medievales. En las jambas laterales se encuentran esculpidas seis figuras En la parte central de la fachada vemos el rosetón, de coloridas vidrieras; en lo más alto un conjunto de galería abierta con tres arcos, bajo ellos contemplamos varias estatuas donde Cristo administra la Eucaristía flanqueado por doce ángeles.

   Puerta del Sarmental

Sobre el crucero, en medio de la catedral… se eleva majestuoso: el cimborrio, de forma octogonal, lo que más destaca son sus ocho agujas que se elevan de cada vértice de este octógono, finas esbeltas tan decoradas que no cabe ninguna filigrana más, podemos observar también las cuatro agujas que rodean el cimborrio, más bajas y más fuertes, pero tan decoradas como las anteriores; en cada cara del octógono hay dos vidrieras a doble altura, extraordinariamente decoradas, el techo que hay sobre él es una preciosa cristalera que llena de luz la catedral. No cabe duda, que el cimborrio, es el conjunto más precioso de la Catedral de Burgos. El actual cimborrio sustituye a otro que se derrumbó; realizado por Juan de Vallejo, quedó concluido en 1568, su estilo es principalmente gótico aunque tiene detalles renacentistas. Su interior es más deslumbrante aún que el exterior. Los ocho lados de la linterna están cuajados de una densa decoración de inspiración renacentista, en la que se entremezclan numerosas esculturas, relieves, escudos nobiliarios y otros elementos decorativos salidos de las manos de artistas como Juan Picard y Pedro Andrés. Todo el conjunto se remata con una espectacular bóveda estrellada entre sus nervios encierra una filigrana totalmente calada, permite que la luz se filtre con fuerza e ilumine el trabajo escultórico que se desparrama a su alrededor.

Exterior del Cimborrio

Interior del Cimborrio



La capilla de los condestables: es tan grade y hermosa… que podemos decir, que es una catedral dentro de otra catedral. La arquitectura se debe a Simón de Colonia, quien comenzó las obras en 1482. Se trata de una gran construcción que muestra del gótico tardío y la transición al temprano renacentista, al igual que el cimborrio es un octógono, con sus 8 agujas que nacen de cada vértice, también muy decoradas y sus dos ventanales en cada cara a doble altura son mucho más sobrios que las del cimborio, es un espacio único cubierto con una bóveda estrellada, octogonal, con su zona central acristalada.
Bóveda de la Capilla de los Condestables

Capilla Mayor: en medio de la nave mayor e inmediatamente después del crucero. Preside el espacio el retablo mayor, obra de estilo renacentista comenzada en 1562 por Rodrigo de la Haya y completada tras su muerte en 1577 por su hermano, Martín de la Haya. Incluye colaboraciones escultóricas de Juan de Ancheta. Concluida la arquitectura y la escultura en 1580, en los años siguientes ejecutaron el dorado y la policroma los artistas Gregorio Martínez y Diego de Urbina.
Coro: en medio de la nave mayor y anterior al crucero el elemento más destacado del coro catedralicio es la sillería de nogal, monumental conjunto escultórico con forma de U, a doble altura, en su mayor parte labrado a partir de 1505 y en estilo plateresco por Felipe Bigarny, en cada uno de los dos lados hay dos órganos, el uno barroco y el otro neoclásico.
Sillería y órganos del coro

Estas son las principales maravillas de la catedral pero tiene numerosas capillas rodeando la nave central con extraordinaria decoración, la escalera dorada, el precioso relieve del trasaltar… en cada esquina, en cada rincón podemos contemplar arte y belleza. ¡Ah se me olvidaba! Y el Papamoscas, con su inseparable Martinillo.


María Ruíz. 2º ESO B

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