La cúpula de la catedral de Santa María di Fiore es una obra
arquitectónica construida entre los años
1377-1446 en Florencia, Italia. Su autor es Filippo Brunelleschi, quien inició
con esta obra el Renacimiento italiano y florentino en la arquitectura. Está
considerada como la construcción más importante edificada en Europa desde la
época Romana, debido a la relevancia fundamental que ha desempeñado para el
desarrollo posterior de la arquitectura y de la concepción moderna de la
construcción.
El Renacimiento es el gran movimiento artístico y filosófico que
se produce en Europa a fines del siglo XV. Este movimiento se manifiesta
particularmente en las artes, admirando y tomando como modelo a la antigüedad
clásica y su antropocentrismo: se da interés preferente al cuerpo humano, en
particular al desnudo. El nombre de Renacimiento alude a lo que este
movimiento quiso ser: un renacer de la cultura grecolatina. Comenzó como un movimiento orientado por
artistas e intelectuales, bajo el signo del Humanismo; ya que para ellos el
hombre era lo primordial. Es un renacer de las artes donde los asuntos
representados, desde el punto de vista ético y estético no son ya más
absolutamente en función del concepto de vida cristiano. Los intelectuales del Renacimiento entre otros aspectos, apuntan hacia la fusión de lo cristiano con
los conocimientos del periodo clásico antiguo de Grecia y Roma.
La cúpula de la
catedral de Florencia se levanta sobre un tambor de planta octogonal realizado
en piedra. Cada uno de sus ocho lados está revestido por placas de mármol
(blanco y verde). Sobre este tambor se levanta la cúpula propiamente dicha que,
al exterior, muestra un claro perfil apuntado en el que destacan los ocho
nervios realizados con sillares de mármol blanco de cuatro metros de espesor.
La cúpula está cubierta por tejas de barro planas, de color rojizo. En el punto
de convergencia de los nervios se alza una linterna prismática, de ocho lados y
16 metros de altura, con contrafuertes rematados por espirales y cubierta por
una estructura cónica coronada por una esfera de cobre dorado sobre la que se
alza una cruz.
Elevada sobre un tambor octogonal, a la manera de los cimborrios góticos. Dimensiones Colosales y una ingeniosa solución técnica: 2 cúpulas unidas, una interior semiesférica y otra exterior apuntada, que contrarresta los empujes de la primera. Utiliza ladrillos huecos (menor peso). Con linterna y cimbra de madera Decoración exterior a base de galerías de arcos de medio punto, hornacinas y los entablamentos clásicos.
Algunas características del Renacimiento en la arquitectura son,
por ejemplo, que se inspira más en su antecedente romano que en el griego. La
bóveda de cañón y los arcos de medio punto por su sencillez fueron los más
corriente. Otra característica es que se introdujeron tirantes metálicos entre
las bóvedas para contrarrestar las cargas. Las construcciones más importantes
fueron la iglesia, la villa y la fortaleza.
El Renacimiento
italiano se inició en un período de grandes logros y cambios culturales en
Italia que se extendió desde finales del siglo XIV hasta alrededor de 1600,
constituyendo la transición entre el Medievo y Europa moderna.
Los orígenes del movimiento pueden rastrearse desde inicios del s. XIV, principalmente
en la esfera literaria, aunque también ya se detecta de forma incipiente
algunas de sus características fundamentales, como el mecenazgo, el
intelectualismo y la curiosidad por la Cultura Clásica. No obstante, muchos
aspectos de la cultura italiana permanecerán en su estado medieval y el
Renacimiento no se desarrollará totalmente hasta finales de siglo.
Leyre Vergara, Sofia Ballester, Álvaro Ávila, Álvaro Camps,
Óscar Serra y Adrián Rodríguez. 2º ESO A
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